Uruguay, la mayor tasa de mortalidad de la historia, 90% más!
Escribe: David Rey
Dentro de poco posiblemente nos enteremos si en Uruguay se toma mate también en los velorios, y debido a que este escenario amenaza con integrarse al estereotipo del uruguayo con el termo bajo el brazo. El caso es que a menos de dos años de iniciada la inoculación masiva e indiscriminada contra el Covid 19 se ha registrado nada menos que un 90% de aumento de muertes por paros cardíacos, todo lo cual representa precisamente “el mayor aumento de fallecidos de la historia uruguaya”.
Un estudio llevado a cabo por el diario Ciudad Malvin (ciudadmalvin.com), la revista Extramuros, el grupo Libertad Sanitaria y el colectivo No + Mentiras -con información aportada por el Ministerio de Salud Público (MPS)- determinó que respecto del año 2020 los decesos por infartos se incrementaron exactamente en un 90,6%. Si a un país de 3 millones y medio de habitantes y con una tasa de mortalidad de alrededor del 9,5% (2016-2019) le aplicamos esta significativa “variación” en los coeficientes… nos da que en breve vamos a ser más los argentinos que los uruguayos del otro lado del charco (claro que para asegurarnos de que no quede nada en pie después de la farsa del Covid).
Los datos hablan por sí solos: mientras que en 2020 fallecieron de infarto 601 personas, en 2021 ocurrió lo propio con 907, es decir, un 50% más. Pero, solo entre enero y junio de 2022 (según lo comprendido por el MSP), ya se registraron 532 muertes por esta causa. El panorama asusta si consideramos que, en el primer semestre de 2020, antes del circo, las muertes se circunscribieron a 279, casi la mitad que en 2022. Es dable pensar que el daño consecuente por la explosión de una bomba atómica podría ser comparable con este vertiginoso derrotero de la muerte.
¿Y las autoridades? ¿Y la prensa? ¡Silencio elocuente!
Pero no todos los uruguayos son tan apacibles como se los pintan. En Ciudadmalvin.com precisaron que “el silencio de las autoridades es elocuente. En el 2020, por 70 fallecidos se cerraron fronteras, se realizaron conferencias de prensas casi diarias, los especialistas tenían espacios de programas enteros en los distintos canales, se ofrecían registros de hisopados, contagiados, internados diariamente. Ahora que estamos en una ola sin igual de fallecidos el silencio nos apabulla”. La misma editorial reprochó: “¿Cómo es posible que nadie esté brindando explicaciones sobre los números globales y sobre lo que estamos viendo?”.
En este mismo orden, el periódico montevideano se indaga sobre si “podría haber incidido la vacunación en el incremento de los paros cardíacos”. Pero, seguidamente, ofrece una apreciación irrefutable: “Recordemos que la vacuna fue la variable principal que se introdujo desde fines de febrero del 2021 en Uruguay, momento de quiebre del aumento de los paros cardíacos”. Por último, el medio uruguayo concluye con algo lógico: no es posible descartar “científicamente” que la “vacunación” no tenga nada que ver con este incremento de fallecidos.
¿Acaso también en Uruguay van a salir los periodistas, los “sanitarios” y los políticos a decir que esto se debe al “cambio climático”, tal como acaba de ocurrir en las Islas Baleares (España), donde atribuyen el 400% de incremento de las muertes a cuestiones francamente ridículas (fuente)? En Uruguay, el verdadero “cambio climático” somos los argentinos… pero nos reciben de diez y nos viven dando clases de por qué son la Suiza de América.
Si nos bancaron a nosotros, posiblemente ya tengan la gimnasia para lograr sortear esta otra ola casi igual de destructiva. De 2020 a 2022, las muertes por infartos crecieron casi un 100%, pero con los uruguayos no se jode como con los españoles. Ciudadmalvin.com indaga respecto de si el MSP no debería haber investigado si las muertes se deben a la casualidad… Y creo que sus inmediatas preguntas, las de siempre, son las indicadas para cerrar este artículo: “¿Por qué no se hizo? ¿Por qué no se realizaron autopsias? ¿Por qué no se desarrollaron grupos de control entre vacunados y no vacunados para hacer un seguimiento de posibles efectos adversos de las vacunas como manda la ley?”.
Preguntar, indagar y cuestionar… otro ejemplo uruguayo del que podemos servirnos acá, como en muchas otras partes del mundo. Preguntar es importantísimo. Es dar a entender que uno ya entiende, que conoce y que quiere dar con la respuesta, la solución. ¡Preguntarse ES PREOCUPARSE! Preguntar, en fin, es dejar sentado que uno ya tiene la mitad de la respuesta; ¡preguntar es evitar que te mientan o te engañen! Solo eso. Con toda humildad, ¿por qué cada vez es más la gente que se muere?