SALVE SU VIDA CON OMEGA 3
SALVE SU VIDA CON OMEGA 3
Este libro añadió una nueva clase de nutricionales al cuidado de la salud. En la década de 1960 se hicieron populares las vitaminas, posteriormente los minerales, en los 80’s los aminoácidos y en los 90’s los antioxidantes pero es hasta este siglo cuando cobran actualidad las grasas buenas al ser consideradas como el eslabón perdido en la nutrición humana. El Doctor González Aragón presenta información de vanguardia que ha servido para mejorar la salud de miles de personas que por su recomendación han consumido los suplementos de ácidos grasos esenciales omega 3 y las de los pacientes de médicos que los han incorporado como parte de sus tratamientos. Este libro ha sido traducido al inglés con el título “Your life is in the balance” y se ha convertido en best seller en los EUA, Australia, Filipinas y varios países africanos.
Introducción. La investigación es el trabajo de búsqueda más delicado. El investigador médico trata de resolver un problema de salud y sigue pistas, algunas veces durante muchos años y rara vez encuentra rápidamente la solución. La evidencia se puede encontrar alrededor del investigador sin que él se dé cuenta porque muchas veces busca una sola causa que explique todas las consecuencias; eso es precisamente lo que sucede con la investigación médica.
Hasta hace poco el problema lo constituían las enfermedades infecciosas: neumonía, tuberculosis, difteria, fiebre tifoidea, viruela, etc. Pero los avances de la medicina, la sanidad y la salud pública eliminaron la mayoría de las epidemias infecciosas mortales. Ahora nos azotan nuevas plagas, las enfermedades modernas cuyas tasas han aumentado junto con el cambio de dieta provocado por el aumento de la venta y distribución de ciertos alimentos, así también como del crecimiento de la tecnología, que comenzó al inicio del siglo pasado. Diabetes, cáncer, enfermedad coronaria, evento vascular cerebral y obesidad son las primeras de la lista, pero también pueden estar en ella: artritis, alergias, síndrome del intestino irritable, la enfermedad celiaca, fibrosis quística, ansiedad, violencia, depresión, hiperactividad y esquizofrenia.
Si nos preguntamos cual es la causa del aumento de estos trastornos; probablemente la respuesta se encuentra, en gran parte, en los cambios significativos de la dieta que tuvieron lugar en poblaciones relativamente grandes. Cuando las naciones comenzaron a pasar de un tipo de población eminentemente rural, que comía alimentos locales, a otra, con una población principalmente urbana, que basó su dieta en alimentos procesados, refinados y trasportados; hubo variaciones muy importantes en las técnicas de procesamiento y conservación que eliminaron las vitaminas, fibras, lípidos y otros nutrientes esenciales de los alimentos. En forma consecuente las enfermedades crónico degenerativas empezaron a incrementarse en su incidencia y prevalencia.
Al principio, nadie notó la eliminación y la consiguiente ausencia de los nutrientes esenciales para la salud y que la dieta había cambiado para mal; y surgieron investigación y reportes que hicieron volver la mirada hacia los productos nutricionales. Ahora es una evidencia probada la conexión lógica entre los alimentos que se comen y los problemas de salud que se padecen. Vuelve a cobrar vigencia la cita hipocrática “somos lo que comemos”.
Actualmente, es sorprendente la gran confusión que existe con respecto al tema de los lípidos, comúnmente conocidos como grasas y la abundancia de información falsa que existe en nuestra cultura. Sabemos que el comer demasiada grasa puede volvernos gordos y los individuos preocupados por bajar de peso están muy conscientes de lo importante que es eliminar la ingesta de grasa para lograrlo. Los medios nos condicionan a pensar que toda la grasa es mala, y la mera mención de grasa provoca condenación. Los almacenes están llenos con alimentos “light”, sin o con poca grasa. Las librerías están repletas de libros que dicen que se necesita evitar la grasa o restringirla. Existen campañas permanentes, que insisten en que se debe reducir la ingesta de grasa.
Sin embargo, los conocimientos actuales sugieren que se debe ser precavido en lo referente a la reducción excesiva de los lípidos de la dieta, ya que algunas grasas, son esenciales para la salud, fundamentales para el metabolismo y el desempeño de las funciones del cerebro. Destacando el hecho de que el tipo de grasas que uno come impacta la salud a medida que el cuerpo crece y envejece.
El estudio de los lípidos de la dieta es una contribución clave que ha motivado a muchos científicos y está dando pie a nuevos y excitantes descubrimientos en la ciencia, que ya se pueden poner a la disposición de las personas, para que puedan aplicarse de manera efectiva para mejorar su calidad de vida.
Esto hace surgir excitantes posibilidades no sólo para los enfermos sino para todos aquellos que cuentan con buena salud y desean mejorar su nivel de desempeño en todo lo que hacen. Con el conocimiento de los lípidos y el enriquecimiento de nuestra ingesta por medio de ellos, es posible elevar el rendimiento y los logros personales a nuevas e insospechadas alturas. También es posible prevenir muchos de los trastornos de salud que se relacionan con el envejecimiento.
En los últimos cien años, los tipos de grasa que se han consumido han cambiado enormemente. Algunos estimados calculan que la cantidad de grasas benéficas que se consumían se han sustituido en un ochenta por ciento. Esto fue lo que aconteció; se cambiaron las grasas naturales, por aceites vegetales quemados y alimentos fritos o adicionados con grasas industrializadas. Los científicos están comenzando a darse cuenta que si se desea un cuerpo que funcione a su máximo potencial, se debe poner atención a la grasa de la dieta. El punto clave es que hay grasas malas y buenas.
Este nuevo conocimiento es potencialmente valioso porque se pueden llevar a cabo cambios precisos en las dietas, desde el embarazo y la infancia, con la esperanza de asegurar el funcionamiento celular a través de toda la vida. Y aún es posible mejorar el funcionamiento del terreno biológico del adulto o del anciano, si a partir de ahora se efectúan los cambios necesarios.
Mientras que el término de “ácidos grasos esenciales” se refiere a las grasas y aceites necesarios que influencian al cuerpo; “grasas buenas” se refiere al uso correcto de grasas y aceites. El concepto de “grasa buena” abarca la amplia variedad de grasas y aceites que se encuentran en las dietas, su uso inteligente, y el uso de grasas y aceites específicos que producen salud emocional, física y mental. Los nuevos científicos sostienen que “algo” pudo haberse eliminado de la dieta promedio – un grupo especial de lípidos buenos llamado ácidos grasos omega-3. Las grasas omega -3 constituyen una de las dos familias de grasas, la omega-3 y la omega-6, que son absolutamente esenciales para la vida humana.
Este libro lo escribo con el objetivo de que cualquier persona, pueda encontrar información reciente y detallada sobre la fascinante relación entre lo que comemos y el funcionamiento del organismo. Aunque se hace una narración tejida con la ciencia de la nutrición y la medicina, la idea es que el resultado final sea sistémico, esto es, que el total sea más que la suma de las partes. Se desea destacar el poder de las grasas y aceites para favorecer al cuerpo y poner un cimiento, hasta ahora insospechado, sobre el cual se pueda construir una vida larga, rica, saludable, llena de energía y de calidad.
INDICE
Prólogo
Introducción
Los Lípidos Buenos, el Nuevo Eslabón en la Cadena de la Vida
Parte Primera
Entendiendo a los Lípidos
Parte Segunda
Los Ácidos Grasos Esenciales
Parte Tercera
Fosfolípidos, Triglicéridos y Colesterol
Parte Cuarta
Nuestra Pésima Dieta Deteriorante
Parte Quinta
Los Beneficios Anti-envejecimiento de los Omega-3
Parte Sexta
Beneficios de los Omega-3 en la Salud del Sistema Nervioso
Parte Séptima
Efectos de los ácidos Grasos Omega-3 en Otros Órganos y Sistemas
Parte Octava
Mensaje Para los Médicos
Parte Novena
Suplementos Nutricionales de los Ácidos Grasos Esenciales
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