Orwell estaría horrorizado
El célebre escritor inglés George Orwell estaría horrorizado de vivir en este mundo, en este presente. La novela ‘1984’ por la se hizo famoso describe un estado totalitario, que va más allá de lo que fue el nazismo y el comunismo de corte soviético.
Todo lo que ha transcurrido desde golpe de Estado del 2020 por la emergencia sanitaria realizada por el Foro Económico Mundial, la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación Rockfeller, los grandes banqueros y los dueños de las grandes fondos de inversión, de los cuales el más importante es Blackrock, quienes manejan las grandes farmacéuticas, la industria de los alimentos y los medios globales, sin importan sin son más de derecha o de izquierda ha sido orwelliano.
Desde las medidas de salud que todos los gobiernos pusieron en marcha actuando al unísono hasta la censura en las redes sociales fue y siguen siendo orwelliano. Dichas acciones con el objetivo de cuidar no sirvieron de nada y hasta resultaron peores para la población.
El confinamiento, el distanciamiento social, las mascarillas y el ritual de lavarse las manos con gel. Como no recordar que parte de la nueva normalidad era cambiarse de ropa cada vez que saliese fuera del hogar. Algunos lo siguieron, otros prefirieron dejarlo, porque se volverían locos. En nuestro país y en otros el ministerio de Salud puso en campaña que los vecinos denunciaran a quienes se saltaran las normas. Digno de un estado comunista. Durante el Estado de Excepción tuvimos controles cercanos a un país comunista, ya sea para entrar el país, ya sea para viajar internamente. Orwellinano y kafkiano.
El Estado de Israel uso tecnología del servicio secreto para vigilar a los contagiados. Y en Estados Unidos por abril del 2020 a una pareja le pusieron brazaletes en las piernas con el propósito de que no salieran de su casa. En el país del norte, además, pretendían usar dispositivos de vigilancia en las calles.
Una cosa que paso de inadvertida fue el gobierno de Piñera es que contrato una empresa china de reconocimiento facial en el 2020. El objetivo era vigilar a quienes no usaban el bozal en la calle.
También ha sido orweliano las acciones de los gobiernos, independientemente sin son de izquierda o derecha, al coaccionar a sus ciudadanos para pincharse. Con lo cual no pueden estudiar, trabajar, viajar al extranjero o internamente como en el caso chileno, ni menos ser atendido en los hospitales.
Otros gobiernos como el canadiense amenazaron con quitarle las cuentas bancarias y negarle el acceso a los cajeros automáticos, sino obedecía las normas de salud, entre ellas inocularse. Todo muy democrático.
A principios de este año, los medios chilenos anunciaron que Austria iba a encerrar a los no vacunados en campos de concentración. Nuestros periodistas estaban entusiasmados. En Australia pusieron esas instalaciones a quienes no quisieran pincharse. Un funcionario del gobierno de Canadá en la misma línea. No es la China comunista, sino naciones occidentales.
Sin embargo, la cosa no termina allí. Nuestro mundo es orwelliano. El laboratorio Pfizer saco una patente para un dispositivo de geolocalización.
En un video unos científicos comentan que la FDA había aprobado una píldora que servía para vigilar, si el paciente seguía las instrucciones del médico.
El ex presidente Piñera en una conversación en la radio ‘Agricultura’ les contaba que la nueva medicina consistirá en que los seres humanos tendrán nanopartículas en sus cuerpos, las cuales le transmitirán la información a una Inteligencia Artificial:
“Tenemos que estar preparados para una revolución. La salud. Cuando tengamos la posibilidad de la telemedicina. Y los especialistas van a poder a hacer las consultas, los diagnósticos o incluso operar a través de forma remota. Cierto, a través de la telemedicina. Vamos hacer un forma muy distinta de enfrentar el tema de la salud. Cuando tengamos en nuestros cuerpos sensores cada vez más pequeños, cada vez más potente, poderosos y más económicos. Y que ahora están transmitiendo en tiempo real todos nuestros signos vitales a un centro inteligente que tiene toda la información del mundo. Y va poder prevenir la enfermedad. Todo eso es lo que viene. Usted cree la salud chilena se está preparando para esto. La educación chilena está preparando nuestros niños para el mundo que viene. Nada de eso ocurre. Por eso a mí me parece increíble. Pero lógico. Estamos trabajando precisamente con los mejores equipos. Hemos consultado a los mejores expertos del mundo. Nuestro equipo de trabajo a visitado los centros más pioneros en todas estas materias, porque queremos que está revolución tecnológica no nos pase por encima y nos deje achatado. Hay que aprovecharla. Integrarla”.
El filósofo judío homosexual Yuval Noah Harari y asesor del director del Foro Económico Mundial, Klaus Schawb dijo en una entrevista del 14 de abril del 2020: “El Covid-19 es lo que ha convencido a la gente aceptar la vigilancia y el control total de sus cuerpos desde el interior por medio de la nanotecnología. Si queremos terminar con esta pandemia, necesitamos monitorear a las personas desde dentro, con microchips”. La falsa pandemia fue declarada el 11 de marzo del 2020. ¿No era una teoría de la conspiración?
Nuestro mundo está orwelliano que una universidad canceló a Orwell. Una noticia aparecida el 25 de enero del 2022 en un medio español, cuenta que la Universidad de Northapton ha encontrado que el contenido de la novela ‘1984’ es perturbador. La Universidad de Salford pone bajo sospecha la novela de “Charlotte Brönte” de Jane Eyre y “Grandes Esperanzas” de Charles Dickens.
El periodista que escribe la nota no se da cuenta del mundo en que vivimos y no entiende la novela, pues para él:
“El error de comprensión con esta novela tan leída y tan usada para ejemplificar la tiranía y su dinámica de control asfixiante sobre el pasado y el presente, es pensar que se refiere a una distopia futura, cuando realmente se refiere al sacrificio cotidiano del anhelo más profundo del corazón, que todos y cada uno de nosotros practicamos en aras de una seguridad y una pertenencia a mayorías difusas para no quedarnos solos”.
También es orwelliano el Crédito Social Chino que está instalando en Ucrania. Y otras naciones avanzan hacia de la Identidad Digital como Canadá y Australia. En Italia harán un prueba piloto en una ciudad. Como las autoridades en nuestro país les gusta la hipocresía, no te dicen directamente, sino paso a paso, sin que se den cuenta. El creador de ese sistema dijo que si los países europeos tuviesen eso, no tendrían las protestas de los “Chalecos Amarillos” que hubo en Francia antes de la llegada de la locura de la falsa pandemia.
Lo tiene más claro el político del Partido Tory, Andrew Bridgen que el propio periodista literario, quien dice con ironía: «a los estudiantes ahora se les emitan advertencias antes de leer 1984». Luego dice el parlamentario: «los campus universitarios se están convirtiendo rápidamente en zonas distópicas de Gran Hermano, donde se practica la neolengua para disminuir el rango de pensamiento intelectual y cancelar a los hablantes que no se ajustan a él».
Después señala: «Muchos de nosotros, y en ninguna parte es más evidente que en nuestras universidades, hemos renunciado libremente a nuestros derechos para conformarnos en una sociedad homogeneizada, gobernada por una élite que nos protege de ideas que, creen, pueden ser demasiado extremas para nuestra sensibilidad».
No existe oficialmente el ministerio de la Verdad al estilo de una oficina de un gobierno. Sin existe a nivel global una suerte de inquisición que les dice a los ciudadanos del mundo que es lo verdadero y que es lo falso, porque los seres humanos del siglo XXI no saben diferenciar. Los Fact Checking o Verificadores de Hechos que ni siquiera es periodismo. Es propaganda y desinformación.
La agenda globalista del Foro Económico Mundial se reduce a control y vigilancia.
Javier Bazán