Loco asumido, pide que le coloquen chaleco de fuerza: «¡Nunca me vacuné!»
Escribe: David Rey ESTE LOCO PIDE AYUDA (originalmente publicado en Facebook)
Lo que ven en la aciaga imagen de este artículo es un chaleco de fuerza. Teóricamente, se los colocan a los locos… Debe ser para que no tiren manotazos, qué sé yo.
Hasta hace muy poco tiempo atrás, nadie hablaba de la «vir-güe-la del mongui». Ahora resulta que la quieren convertir en «bolude-mia». Después de que le metieron la basura a medio mundo, surge la nueva futura bolude-mia, es decir, la «vir-güe-la del mongui», entre tantas otras atrocidades más. Antes, no tenían nada; se ponen, ahora tienen vir-güela.
En lo que a este loco respecta, es decir, yo… jamás les creí, siempre los observé con desconfianza, nunca me puse ninguno de todos sus venenos y, ¡oh, caramba!, en todo lo que viene durando la bolu-demia, ¡jamás me enfermé! Am I a super man? Por supuesto que no. Ni siquiera soy especial…
He observado, no obstante, que la flagrante agresión al sistema inmunológico al que ha sido sometida buena parte de la población mundial hizo a los «científicos» hablar del surgimiento de «una nueva VARIANTE de SIDA» inclusive. ¿Cuándo escucharon que el SIDA tenía «variantes»? Después del veneno, ahora resulta que había variantes del SIDA.
Estos dos últimos años he dedicado casi exclusivamente mi humilde labor periodística en este sentido, sin apreciar grandes resultados (para qué les voy a mentir). El que duerme, duerme… por más que les pongas una comparsa a dos metros.
Jamás me permití exagerar ni mucho menos utilizar algún dato certero para respaldar alguna postura personal. Siempre he brindado la información como si la misma fuera una herramienta que al prójimo sirviera para elaborar su propio razonamiento. Y ahí siempre radicó mi error. A mis 38 años uno sigue aprendiendo de sí mismo: qué pelotudo he sido.
Ahora vienen con el tema de la vir-güela- del mongui. Y la quieren declarar como la próxima bolude-mia. Les metieron células extrañas (de monos) a los seres humanos, y ahora parece que muchos tienen vir-güe-la del mongui. ¿Qué esperaban?
Yo, a mis amigos y allegados… solo les pido una cosa. Les pido que me ayuden. Si realmente piensan que yo estoy loco, por favor… no me dejen seguir así. AYÚDENME.
Este loco ya no quiere seguir dando manotazos de ahogado en procura de un entendimiento inútil o imposible. Si estoy equivocado, por favor… pónganme un chaleco de fuerza y recen por mi pronta recuperación. Quiero ser como ustedes, en serio. Y ser feliz como ustedes, y reír como ustedes, y que todo se resuelva tan fácil… como la «in-ye-c-CIÓN» de algún compuesto milagroso.
El caso es que hoy o yo estoy loco… o más del noventa por ciento de la gente que me rodea se completa por personas… que no han sabido observar bien cómo venía la mano en toda esta historia.
O yo estoy loco… o los demás son especiales. Para la matemática del futuro del mundo, conviene más que yo sea el loco y los demás genios consagrados… Así que, con una mano, en el corazón, les pido que ayuden a este loco.
Quiero que alguien se plante frente de mi jeta y me explique por qué nunca me enfermé no solo no habiéndome nunca «encuarentenado» en plena bolude-mia sino, además, habiendo cometido el inmoral delito de no haberme pichicateado nunca con ninguno de todos los promocionados venenos.
Y que me explique, mirando a los ojos de este loco… ¿por qué no es un cuento la vir-güe-la del mongui y todo lo otro que completa la función?
Este loco… ya no quiere seguir dando manotazos. Que alguien me ponga ese bendito chaleco de una vez. El loco patalea y aplaude, y el circo sigue… Pónganme un chaleco, ¡por favor!
Al mundo más le conviene que yo esté loco y que los demás sean todos genios… ¡Tienen toda mi aprobación! ¡Adelante! ¡Venga ese chaleco! ¡Por favor!
Este loco desalmado ya no cree más en nadie. Ya no espera nada de nadie. Pero estoy loco, ¿vieron? Uno sigue dando manotazos… ¡pobre loco, por Dios!
Les reventaron el sistema inmune, ahora les dicen que hay una nueva bolude-mia, ¿qué loco, no? Y lo creen, ¿no? ¿No que la gente se lo cree? Sí que lo creen, por supuesto e increíblemente lo creen… ¡Sí, sí que lo creen…! Desde que te la pusiste, cada quince días estás en cama, o moqueando como camello resfriado, ¿qué loco, no? Antes no estabas así… ¿no? Acá va otro manotazo más: ¿viste cuántos amigos tenés que están más tiempo del médico que en el trabajo, eh, qué te parece, eh? Una, dos, tres in-yec.tocula-ciones… y siguen… pero el loco soy yo… y la vir-güe-la del mongui, la próxima bolude-mia… la que viene… el terror del futuro…
¿Estoy loco, no?
¿Me ayudan? ¡A ver quién me trae ese chaleco, ya!