Cáncer terminal, la nueva «variante» que ocasiona la vacuna del COVID
“Los pacientes llegan ‘incendiados’”, disparó la doctora Gabriela Zambrano. “Incendiado” es la palabra que usan los médicos cuando la metástasis ya no se puede frenar. Junto con las arritmias, las miocarditis, las trombosis, los infartos, las muertes súbitas… En fin, a la preocupante lista de efectos adversos de la inoculación para el COVID, se le suma algo no menor. Y la verdad es que, si fue “diseñada” para curar un resfrío, ahora también te termina matando de cáncer.
Médica clínica de un sanatorio del oeste de la ciudad de Buenos Aires, con más de quince años de experiencia y dos de formación en medicina germánica, la doctora Zambrano se cansó de tanto absurdo y tanta soledad. Hace poco detonó una bomba atómica en las redes sociales. Escribió: “La cantidad de pacientes con cáncer terminal en la primera consulta es terrible, vienen ‘incendiados’ con tan solo 60 años (…). Pero mis colegas no te relacionan nada…”.
Entrevistada por DAVIDREY.com.ar aseguró que “literalmente no se sabe qué contienen las inoculaciones, pero sí podrían activar ciertos genes nuestros porque son vacunas con ARN, y nosotros tenemos oncogenes que, ante una eventualidad, podrían activarse”. Redundó que muchos de los pacientes llegan sin “chances de sobrevivir, tienen metástasis en todos lados… Vienen solo por el paliativo”.
“La mitad de las camas de la clínica donde trabajo están ocupadas por patologías relacionadas con la vacuna”, dijo, y precisó: “Cuando se habla de que en el piso hay 10 pacientes con cáncer, llama la atención, y todavía hay resabios de lo que quedó de trombosis y ACV [posinoculación]”.
Actúa demasiado rápido
El caso es que, como indicó Zambrano, “el paciente ahora viene estallado. Cuando hace la consulta, ya tiene metástasis en todos lados. No tiene chances ni de operarse, ni hacer quimioterapia, ni rayos… nada. Vienen solamente para el paliativo. Vienen porque se fracturaron ya que tienen los huesos tomados, porque se pusieron amarillos porque el hígado ya no les funciona más, o porque se desmayaron porque tienen un tumor en la cabeza. Ya no hay más nada para hacer. Son pacientes jóvenes y sanos previamente. Antes se podían curar, ahora no”.
“Todos los pacientes que ingresan a la clínica están inoculados con dos dosis, al menos”, afirmó, “y la diferencia, ahora, es que ingresan pacientes terminales”. Pero hay algo más significativo aún: la velocidad con que actúa el cáncer cuando toma un órgano. En este sentido, la doctora Zambrano relató los casos de pacientes visualmente saludables pero cuyos pulmones o huesos ya estaban prácticamente desintegrados, a diferencia del desgaste general que se ve en las personas con estas clases de afecciones. Actuaría tan rápido esta nueva modalidad cancerígena posinoculación que, en palabras de la doctora, «es tan abrupta que el paciente no llega adelgazado o consumido», es decir, no da tiempo a sospecharse antes en función de alguna patología por el estilo.
Los casos que describió la doctora Gabriela Zambrano se suman, pues, a lo que ya se viene ventilando en distintos medios, al tiempo que también DAVIDREY.com.ar se hizo eco de lo mismo (clic AQUÍ). En rigor, mientras que ya se ha anunciado un «tsunami de cáncer» a raíz de las inyecciones contra el presunto COVID, en Chile -por ejemplo- es noticia que la misma enfermedad pasó a ser la principal causa de muerte, más allá de que, como contó la doctora Zambrano, tanto los médicos como los pacientes, increíblemente, «no relacionen» lo que está ocurriendo con las inoculaciones experimentales que se aplican compulsivamente en la población.