Compartir es Amor: Cuando el médico es un amigo: Medicina Natural Hipocrática
Entrevista al Dr. Casanova Lenti
El doctor Casanova Lenti nació en Perú en 1925. Ejerció como médico
cirujano primero en su país y luego en diferentes hospitales de EE.UU. y
Panamá. Recorrió Europa estudiando en varios centros naturistas y en
1960 regresó a su país donde creó una clínica de terapia dietética y
cirugía general. En Huachipa (1972), inauguró su primera clínica
naturista hipocrática. En 1983 abrió otra en Celendín.
Este hombre de gran experiencia y sencillez contribuye, con su
práctica diaria en el campo de la medicina natural, a renovar conceptos,
métodos y resultados en tratamiento de numerosas enfermedades
consideradas incurables o de difícil curación.
—¿Cómo empezó a interesarse por la medicina natural?
—Cuando tenía 18 años estuve muy enfermo del estómago, tenía ulcera
sangrante y mucho dolor…, entonces yo comía pan blanco, azúcar, café,
leche, muchos alimentos cocidos… Un día salí de excursión y me lleve
sólo fruta…, aquel día me sentí mucho mejor de mi estómago y me dí
cuenta de la relación que existe entre el alimento y la enfermedad. Sin
embargo, no me bastó una dieta cruda para curarme sino que tuve que
ayunar durante 27 días para limpiar totalmente mi intestino.
—¿Podría aclarar los conceptos de «naturismo» y «medicina natural hipocrática»?
—Cuando hablamos de naturismo nos referimos a una cultura, a una
forma de vida. Mucha gente se enferma porque no sabe lo que es dañino,
por ejemplo no sabe que la cera que está poniendo en el suelo, o el uso
de ollas de aluminio en lugar de acero inoxidable o barro, o el dormir
sobre colchón de resorte en lugar de lana o algodón le está
perjudicando. Con el naturismo estamos haciendo una cultura de
prevención, en cambio, la medicina naturista hipocrática a la que me
dedico, es una cultura de tratamiento a base de procedimientos simples y
naturales que utiliza, para recuperar la salud pérdida, los mismos
agentes racionales e instintivos que sirven para conservarla.
—¿Cuáles son los principios básicos de la medicina hipocrática?
—El principal es que nuestros alimentos sean nuestras medicina.
También aquello de que lo que mantiene sano al sano aplicado al enfermo
lo tiene que mejorar o curar. ¿Qué es lo que mantiene sano al sano? El
sol, el aire, el agua, la alimentación correcta, el ejercicio o
movimiento, el reposo, los ayunos periódicos y la vida ordenada. Por
último, quiera o no quiera, sepa o no sepa el médico, la naturaleza
cura… es decir, que un organismo bajo condiciones normales y naturales
dispone de una fuerza autocurativa innata, un médico interno que le
ayuda a sanarse y recuperarse a sí mismo.
—Entonces… si la naturaleza es la que cura, ¿cuál es el papel del médico?
—El médico debe ser educador y no curador como creen ser la mayoría
de los médicos alópatas. Los médicos hipocráticos actuamos como
sirvientes de la naturaleza, ayudando, apoyando y cooperando con ella
para despertar las fuerzas internas del paciente para que realice su
propia curación.
—¿Qué tratamiento utiliza para ello?
—Yo utilizo básicamente el alimento crudo, fresco y vivo. Nuestro
alimento es nuestro destino. El cuerpo es una fábrica que elabora
tejidos y por tanto cuando una persona esta enferma necesita materia
prima de primera calidad para vivificar sus órganos, purificar su
sangre, eliminar los microbios y venenos y hacer una regeneración total.
Pero para ello es necesario un mínimo de nueve meses con alimentación
cruda cien por cien. A partir de esto utilizo hidroterapia (baños de
hipertermia) y la terapia celular [1].
—Volviendo al tema del médico como educador… yo creo que es
importante que el paciente entienda qué es lo que representa la
enfermedad para poder responsabilizarse y participar en su curación…
—Así es. El problema es que la mayoría de los médicos entiende la
enfermedad como conjunto de síntomas (es decir, molestias) y signos (es
decir, lo que se observa exteriormente de la enfermedad) que hay que
eliminar. Pero el hecho de suprimirlos no quiere decir curar, en la
mayoría de casos aún determina mayor intoxicación y degeneración. Si se
sofoca el síntoma pero no se corrige la causa, el problema volverá a
salir más adelante.
—¿Cómo entiende la enfermedad el médico naturista hipocrático?
—Para nosotros la mayoría de síntomas no significan un daño sino un
esfuerzo curativo y útil, una maniobra o estrategia que utiliza el
cuerpo para avisar que algo no funciona y que lo estamos tratando mal,
por lo tanto, la curación real consiste en restablecer el equilibrio
fisiológico perdido para actuar directamente sobre la causa de la
enfermedad.
Pongamos un ejemplo: ante un paciente con cálculos renales
la mayoría de médicos prescribirían sustancias o medicamentos para
disolver los cálculos (esto sería actuar sobre las consecuencias del
problema) en cambio, el médico naturista hipocrático, entendería que, a
causa de su alimentación incorrecta, el sistema glandular y, por tanto,
la paratiroides (glándula que interviene en el metabolismo del calcio)
no funciona correctamente por lo que el calcio queda suelto y se
precipita en forma de cálculos en las vías urinarias. El tratamiento
consistiría en actuar sobre las causas prescribiendo alimentación cruda
para regular la paratiroides y que sea capaz de asimilar el calcio de
nuevo.
—¿Denuncia el uso de medicamentos?
—Los medicamentos combaten el síntoma pero no curan. El camino de la
salud no pasa por el laboratorio farmacéutico sino por la cocina.
Reafirmo la frase de HIPÓCRATES: «Que el alimento sea tu mejor
medicina». Lo ideal sería que el hombre llegara a esta misma conclusión
después de haberse desengañado por el uso de drogas y alimentos tóxicos.
Todo fármaco origina efectos secundarios que, a veces, son peores que
la propia enfermedad. La medicina hipocrática utiliza la naturaleza viva
para curar, en cambio, el medicamento es una sustancia biológicamente
muerta. Tal como decía el Dr. HUFELAND:
“Es preferible que el paciente
sea víctima
de su enfermedad que del médico”
—¿Cómo nos influyen las condiciones de vida «tóxicas» en las que vivimos?
—El respirar aire contaminado, el comer alimentos procesados,
ionizados, desvitalizados y llenos de sustancias químicas para
preservarlos, el consumo de café, azúcar, productos refinados, el vivir
en casas insanas hechas con materiales que tienen radiactividad (como el
cemento), el vestir ropa sintética… nos ha llevado al aumento de las
enfermedades típicas de la civilización como alergias, asma, eccemas,
caries dentales, estreñimiento, pérdida del cabello, dificultades en el
embarazo… El problema es que la mayoría de la gente no quiere
abandonar sus costumbres, prefiere lo cómodo, atractivo y fácil aunque
sea nocivo.
—O sea, comamos y bebamos que mañana moriremos…
—Sí, pero no comprenden la responsabilidad moral que tienen con sus
descendientes. Mucha gente se afana mucho a este mundo transitorio, pero
se pierden lo mejor de la vida que es el aspecto espiritual.
—¿No cree que los intereses económicos y comerciales hacen muy difícil el cambio?
—Efectivamente, la industria es la responsable de la salud o la
enfermedad pública y ha llegado a la máxima falta de respeto por el
hombre y la naturaleza a favor de sus beneficios. Cuando la técnica, la
ciencia o la industria dejan de lado la noción de «calidad» nos lleva
hacia la destrucción. Debemos luchar contra el falso progreso, contra
todo lo artificial, contaminante y antivital que nos ofrece la vida
moderna. La industria debería imitar a la naturaleza que no deja
basuras, que todo recicla. Es preciso que el hombre actúe sobre la
Tierra con el criterio que se obtiene del conocimiento de lo que es
«calidad»; sólo así logrará un actitud responsable.
—¿Qué representa para usted la noción de calidad?
—Calidad es todo aquello que favorece la ley de conservación de la
vida, lo biológico, lo no procesado, lo que es capaz de ser reutilizado o
reciclado. Calidad referida al alimento es lo crudo, lo fresco, lo
vivo, lo integral, lo que está bajo un ordenamiento… por ejemplo, una
nuez rancia ha perdido la calidad, está muerta, pero una nuez en buen
estado si se siembra dará un árbol y por tanto tiene un potencial de
vida, tiene calidad. De la misma manera, cuando se sustituye la leche
materna fresca y viva por la leche artificial sin calidad de vida, vemos
que, al poco tiempo, el bebé empieza con problemas de bronquitis,
mucosidades… El doctor PALM decía:
“el que no sabe lo que es calidad
nada sabe de la salud ni de la enfermedad”
—Si más vale prevenir que curar o lamentar… ¿cuál sería la mejor medicina preventiva?
—La educación. Es muy importante que la gente sepa que la mayoría de
enfermedades podría prevenirse con normas higiénicas y dietéticas. El
alimento influye enormemente en la vida del hombre, sobre su alma, su
carácter, su humor.
En cuanto a los agricultores, deberían saber que el suelo es nuestra
fuente de vida pues nos da la materia prima que el hombre requiere para
vivir y por lo tanto, aunque desgraciadamente los gobiernos y los
productores hacen grandes campañas para que estos usen químicos en sus
cultivos, es importante que se nieguen, que eviten su empleo y que en su
lugar usen abonos biológicos que no envenenen a las plantas y,
consecuentemente al hombre.
—Queda claro que una persona enferma debería tomar el 100% de su
alimentación cruda, pero ¿qué norma general dietética daría a una
persona sana?
—Bueno… en este caso sería recomendable comer como mínimo el 50% de
la alimentación cruda: frutas, verduras, semillas… y el resto cocido.
—¿Cuál es su idea de la Universidad Biológica Integral que quiere iniciar en Celendín?
—Mi proyecto es formar a jóvenes en las cuatro actividades
fundamentales del hombre: agricultura biológica, bioconstrucción con
materiales de la zona, manufacturas y medicinas, y luego que se
especialicen en naturismo hipocrático, que aprendan la terapia del
alimento como medicina, la hidroterapia… Pretendo que esta universidad
esté de acuerdo a la razón concreta y vital de ORTEGA Y GASSET y que
sea compatible con el ecosistema, que se unifique ecología con la
verdadera ciencia, la ciencia de la vida, y que sea un foco de
irradiación hacia otros lugares. CM
Patricia Guerín
[1] La terapia celular se basa en la inyección de
preparados a base de células fetales procedentes de un organismo vivo,
normalmente de animales.
Fuente: https://vidaconvida.blogspot.com/2008/07/cuando-el-mdico-es-un-amigo.html