“No me quise pinchar y perdí el trabajo, pero no tengo ningún miedo”
“No me he querido pinchar y perdí el trabajo, pero no tengo
ningún miedo, ahora hace un mes que me rescindieron el contrato. Cuando me sentí acorralado por mis jefes pasé angustia, parecía un animalillo perseguido por los leones, estuve una semana sin
dormir hasta que un día vi claro que había que lanzarse al agua y me lancé, sabía
que tenía que nadar, por eso estoy aquí “nada-ando” porque me he quedado sin “nada”.
Ja, ja, ja. Tengo poco más de nueve mil euros ahorrados, no sé para cuanto
tiempo tendré, la verdad es que no me preocupa, no moriré de hambre, de eso estoy seguro. Ahora me siento fuerte porque
he pasado a formar parte de la resistencia, que en realidad es lo que quería. No podía más con
la presión de mis padres y de mis hermanos, y mucho menos podía soportar la
presión en el trabajo. «Vacúnate, Vacúnate,» escuchaba a todas horas, yo solamente acertaba a decir «no me voy a vacunar porque no sé lo que lleva la inoculaci0ny nadie me lo dice». Solamente tuve que decir NO y me rescindieron el contrato de un día para otro, desde entonces voy por la calle y realmente observo a la gente,
ya no tengo prisa, ya no llevo mi cabeza todo el rato como un hervidero. «No dejaré que me pongan una inoculaci0nque me puede matar», así me despedí en la oficina, ni mire para atrás, no sé la cara que pusieron, estaban todos asustados. Sé que la mayoría van a caer, ya han caído porque han permitido que
les pinchen, además sé que muchos van a morir, bastantes están muriendo,
cientos de miles están enfermando, la televisión no dice nada aunque eso es lo que está pasando. Todos los que están participando de forma directa en esta vacunación van a ser juzgados, parece mentira que no lo sepan. A través de las in0culaci0nesalgunos miembros de la élite están ofreciendo sacrificios humanos. Muchos científicos de renombre mundial están diciendo que la mascarilla no debe ser usada por las personas sanas, además ningún test de los que se hacen vale para nada. No sé si alguien va a venir a salvarnos, en
vez de esperar a un salvador me he puesto a salvarme a mí mismo, es lo que
sentía que tenía que hacer, desde las profundidades hay una voz que me dice que
sea valiente y que dé un paso adelante, eso es justamente lo que he hecho. Ahora soy de verdad un conspiranioco,
ja, ja, ja. Los conspiranoicos no son más listos que los demás, es evidente, tan
sólo usan la lógica, por eso aciertan, por eso están dando las claves de todo lo que está pasando, sois una luz para muchos de nosotros. Si las cosas se ponen
aún más feas encontraremos fuerzas para salir adelante, cada vez somos más los que
vamos despertando. El despertar es triste pero es verdadero. Si nos aprietan todavía más, ¿hasta cuándo vamos a poder
resistir? Aún podemos resistir mucho más, no van a poder con nosotros. No te sientas obligado a publicarlo si no quieres, solamente quería contártelo, tú me das confianza. La
esperanza de no sucumbir es muy fuerte, es la que ahora tira de mí. Gracias por
estar ahí y por escucharme, nunca pensé que encontraría las fuerzas necesarias para gritar «libertad», este grito es el más fuerte de todo el universo, mi grito se une a los que ahora mismo están gritando en lugares muy alejados de aquí, grito al lado de los que no son escuchados, grito aunque nadie me oiga. Estamos vivos. Fuerza para todos. No os rindáis. Un abrazo”.
Este es el testimonio que alguien me envió hace unos días, se trata de un hombre de nacionalidad española, aún no ha cumplido los 30 años. Sé que hay muchos como él, también hay muchas mujeres jóvenes que están gritando libertad, un grito que se escucha ya en los confines de la Tierra.