HISTORIA DE UNA DESGRACIA LA VIDA DIARIA 2
HISTORIA DE UNA DESGRACIA LA VIDA DIARIA 2
A los 30 años usted tiene una depresión una tristeza muy persistente: le recetan
Fluoxetina (Paxil, Prozac) su médico le dice que es muy buen antidepresivo. Pero a los
pocos días la fluoxetina le dificulta su sueño. Ahora su médico le receta clonazepam
(rivotril). El clonazepam lo deja un poco atolondrado y reduce su memoria. Vuelve al
doctor quien le dice que no se apure. Pero él nota que usted aumentó de peso y le receta
sibutramina, la cual le hace perder unos kilitos pero le provoca una taquicardia incómoda.
Nueva visita al médico, además de la taquicardia, él se da cuenta que usted también tiene
la presión alta, entonces le receta losartan y atenolol, este último para reducir su
taquicardia. A tus 35 años ya tomas: Fluoxetina, clonazepam, sibutramina, losartan y
atenolol. Como el “doctor” no entiende nada de vitaminas y minerales, recomienda que
usted compre un «Multivitamínico de la A a la Z» para aumentar su decaída energía.
Han pasado unos años y los gastos son muy altos pero no importa, los puede pagar. El
dinero que podría dirigir a inversiones y diversión, se escurre al desagüe de la industria
farmacéutica. Lo más preocupante es que continua nervioso, preocupado y ansioso; a
estas alturas comienza a sentir dolor de estómago y acidez estomacal para las que su
mismo médico prescribe Omeprazol. Los síntomas empeoran porque se está afectando
su flora intestinal. Otras quejas aparecen…entre ellas, una es particularmente
perturbadora: le ha disminuido su potencia sexual, las relaciones no son placenteras y la
libido está muy pobre. Para su médico que lo trata, eso no es problema y le pide a elegir
el remedio: Sildenafil, tadalafil, lodenafil o vardenafil. Su potencia mejora, pero como
consecuencia, estos fármacos causan dolor de cabeza, enrojecimiento y goteo de la nariz.
No hay problema, su médico aumenta la dosis de atenolol y le da un «medicamento» para
la secreción nasal. Siguen pasando los años, se preocupa de que su memoria está
fallando mucho más de lo habitual. Eso no es problema le dice su médico y le manda
ginkgo biloba. Pero la desgracia continúa, en unos análisis de rutina, su glucosa está en
140 y su colesterol en 220. El mismo doctor prescribe metformina y sinvastatina y le dice:
es para evitar la diabetes y el infarto. En pocos años, y antes de sus 40 ya toma:
Fluoxetina, clonazepán, losartán, atenolol, multivitamínico de a a z, omeprazol, sildenafilo,
ginkgo biloba, metformina y simvastatina (Por Dios, eso está muy lejos de ser saludable!)
Está gastando miles de pesos al mes ¡¡¡Y SIN SALUD!!! porque aún sigue deprimido,
cansado y engordando. ¡Que deprimente! ¡Eso no es medicina! ¡Eso no es salud!
Esta historia termina con la desgracia en bloque de su salud. Está obeso, sin ánimo, con
erección lamentable, pobre memoria y concentración, con diabetes e hipertensión en
evolución y con sospecha de cáncer. Le aconsejan una liposucción o cirugía bariátrica
para «reducir su estómago» y que consulte a un psicólogo. Sin dinero, triste, ansioso,
deprimido, pensando en dar fin a su vida y… enfermo, muy enfermo! Y pensar que todo
empezó con la Fluoxetina. Surgen tres preguntas: ¿La industria farmacéutica? » ¡Ah, esa
va bien, gracias!» más aún con su valiosa contribución por años o décadas. ¿Y su
médico? » ¡bien, gracias!» mientras más pacientes como usted su consultorio estará más
lleno. ¿Y la educación para la salud? ¡Ah, esa… nunca se mencionó!
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